Miradas no convencionales
Clasificar, comparar o catalogar
la situación por la que atraviesa Venezuela es muy difícil, cuanto más predecir
posibles desenlaces. Ya los cauces de las emociones han transgredido por mucho
los límites que se canalizan a través del diálogo –serio– y la negociación.
Nuestro extraño caso aún tiene en estado de perplejidad a tirios y troyanos,
mucho más a la comunidad internacional que emplea los mecanismos tradicionales diplomáticos
y de negociación con antecedentes exitosos pero que acá resultan ensayos infantiles.
Mientras, desde el precario
gobierno las facciones interesadas continúan defendiendo férreamente los
espacios remanentes de poder, por otro lado los liderazgos presentes en la
unión de partidos políticos representados en la MUD por una parte y los
diputados que representan la Asamblea Nacional elegida el 2015, presentando una
oposición que intenta liderar la acción de calle pero preservando los condicionantes
de “no violencia” y “dentro de la constitución todo” y además procurando quedar
en “posición ventajosa” ante cualquier cambio de suerte. El germen de
revolución presente en todas las sociedades y que sueña con un mundo mejor, con
posibilidades de progreso y con ganas de cambiar el rumbo del país, encarna en
la llamada Resistencia, un emergente y anónimo cuerpo no colegiado que destaca
por sus cualidades de valentía, arrojo y por supuesto “temeridad” –consustanciado
a la juventud que vibra en energía y hormonas– que se opone cual la alegoría de
David contra Goliath anteponiendo su valor a sofisticados sistemas de represión
que actúan sin ningún tipo de recato más que el cuidado de no disparar las
alarmas de orden internacional que puedan provocar una intervención. Esto
lamentablemente solo ha arrojado víctimas del lado más vulnerable, pasa ya el
centenar que duele, duele profundamente cuando miramos la característica común de
estos seres abatidos, niños en su mayoría que debieron cambiar el goce natural
y alegre de la juventud por la exposición al peligro del combate. Que a su
corta edad ya conocen de primera mano el hambre, ni hablar de las demás frustraciones
cuando piensan en el horizonte. Tanto gris, que prefieren la peligrosa ruta de
la rebelión sin condiciones adecuadas, armados con palos, piedras y escudos de
cartón.
Por otra parte, un sector muy sui generis de habitantes que siempre
han estado ahí, silentes, casi invisibles… tímidos en el accionar y expresarse
por haberse equivocado tanto. Este sector en las décadas pasadas le llamaban
“Juan Bimba”, obra de la fértil imaginería de Mariano Medina Febres (médico
cumanés que usaba el seudónimo de “Medo”) para caracterizar un muñequito que
protagonizaba sus ilustraciones en las caricaturas de los diarios venezolanos,
representado por un hombrecito delgaducho que vestía franela, pantalón roído con
los ruedos doblados hacia arriba, calzando alpargatas y sombrero de
cogollo. Alude al venezolano en
condición de pobreza y de origen campesino, nuestro recordado Leo (Leoncio
Martínez) también lo reprodujo en sus caricaturas críticas a los gobiernos de
turno y que también menciona el Poeta Andrés Eloy Blanco recreándole en sus
entregas de la revista “Fantoches” de los años treinta.
Candidatos presidenciales harían
uso provechoso de este vacío manoseando voluntades, haciendo notorio el olvido
y falta de compromiso con este sector del país por parte de los gobiernos
anteriores y so promesa de por medio de “que ellos sí sacarían de verdad a este
sector de la pobreza” así lograban detentar el poder. La campaña del 1997 no fue
la excepción, conjuga el desencanto de esta población harta de ser usada y
luego desechada, sumado a un elemento presente en el imaginario popular que cotiza
la disciplina militar asociada a “orden y mano dura”. Se culpó de todos los
males al capitalismo y a toda forma de institución y organización como la iglesia, la
educación privada, los empresarios, los sindicatos, la ética ahora es una "ética
capitalista" relativizando contenidos y todo lo que esté dentro de este marco formal ha sido el culpable de
todas nuestras desgracias. Lo que no estaba en el libreto es los vínculos
extramuros que se posibilitarían mediante esta “revolución” que cuestiona todo
lo instituido, así entra en el escenario de una manera sublimada y edulcorada,
la asociación con insurgencias no convencionales como las FARC, los renegados
del mundo como Sadam Hussein, el prócer cubano Fidel Castro y los eternos
combatientes de medio oriente… todo cabe en revolución, ahora lo que ha considerado
y bien determinado como delito, puede ser revisado, “robar no es malo si se
tiene necesidad” (HCF dixit)... Por tanto, el tratamiento a los transgresores a las leyes ha de ser no
de excluirles de pleno derecho por lo que las cárceles ahora han de ser centros
recreativos. Se disuelven peligrosamente los bordes y la sociedad ya no es
civil sino “cívico-militar” y ahora la justicia militar tiene abierta la puerta
para juzgar a civiles ante lo que pueda considerarse delito contra la patria.
El desarrollo de esta historia ya
la conocemos bien, mejor dicho, ya la sufrimos en carne propia. Y ha de ser
pertinente un análisis exhaustivo de todas las aristas que pertenecen a esta
trágica historia que sume al país más rico de américa latina en la más desesperante
tragedia económica y social de su historia. Ya tendremos tiempo de contabilizar
los desaciertos que nos trajeron a esta tragedia. La urgencia es vislumbrar una
ruta de escape antes que sea demasiado tarde y sí… sí es posible caer cada vez
más profundo en el precipicio, para muestra basta mirar en perspectiva la Haití
de Duvalier, con más drama la penosa situación de la Siria de Al Assad. Imaginemos
por un momento nuestra condición de vulnerabilidad y enfrentar el acaecimiento
de un fenómeno natural como por ejemplo una inundación, terremoto, huracán…
solo imaginen y saquen proyecciones.
Quisiera se detengan un momento y se evalúe el
siguiente planteamiento. Cada día que transcurre, nuestro país pierde posición
en el ritmo de evolución que le corresponde, en la misma medida que se
profundizan las consecuencias de nuestros desaciertos. Esto es una fórmula
exponencial. Por cada día de desabastecimiento y escasez, multiplicado por cada
niño que sufre el embate del hambre o la subalimentación, sumamos al futuro próximo un hombre con capacidades de adaptación notoriamente menores al medio que le rodea. Por cada
niño huérfano ante la acción del hampa, las enfermedades endémicas que resurgen, la paternidad disoluta, etc… se multiplica a la enésima potencia las probabilidades que reproduzca el
modelo de perpetrador en el medio que le toque vivir con las consecuencias
derivadas de tal conducta. Con cada joven profesional que emigra, es un quantum menos en la sana articulación de
un país autosustentable.
Desde este espacio hemos dicho
que el verdadero éxito del país pasa por un salto de consciencia, esto implica –también
lo hemos recalcado– que una masa crítica cambie de paradigma y sirva de agente
promotor del cambio de consciencia. Ese hombre nuevo que habló Nietzsche que
pasa por las tres transformaciones y que alcanza la categoría de niño, pleno de
futuro y posibilidades, que surge tras la muerte figurativa de Dios (es la muerte de ese Dios de afura para tenerlo dentro, reproduciendo la mejor potencialidad posible), es un niño
que tiene toda una vida por delante para alcanzar sus metas y objetivos, ese
niño es producto de una transformación que deja tras de sí aspectos propios semejantes
a las bestias y deviene en un ser pleno de facultades, en especial la razón
humanizante que Nietzsche llamó “instintos ascendentes”. Puede pensarse que
estas son transformaciones lejanas en el horizonte, no obstante, crisis como la
que vive el país o tal vez más agudas como tal vez nos corresponda
trascender (La Providencia nos ahorre el tránsito), son “acelerantes” en los procesos de la evolución de la
consciencia.
Volviendo a nuestra situación
actual, vale destacar un hecho que ha pasado casi desapercibido en el marco de la
intervención del Secretario General de la OEA el día miércoles 26 de julio, en
la sesión del subcomité para Latinoamérica de la cámara del senado de los
Estados Unidos. En la intervención del Senador Robert Menéndez, en la que
interpeló al Sr. Almagro en cuanto a las razones por las que no habían
alcanzado el consenso en las reuniones del órgano de los Estados Americanos, en
especial dada la abstención o voto contrario por parte de países comprometidos
económicamente con el gobierno venezolano y que dejaron claro ejemplo de lo
que significa el peso de los acuerdos que les proveen de ventaja o privilegio
por las cuotas de petróleo y que revela el franco deterioro en la escala de valores fundamentales
que se manifiestan en una ética, con mayor énfasis en organizaciones concebidas para la promoción de dichos valores fundamentales y la protección ante amenazas para sus miembros.
El mundo no ha puesto suficiente
atención al caso venezolano por ser este inédito a la práctica diplomática. Con
más énfasis ante la realidad de que cualquier nación puede caer
inadvertidamente en esta trampa y ser víctima de un drama como el nuestro, que las instituciones claves como el sistema judicial y las fuerzas armadas sean alienadas al servicio de una parcialidad y la voluntad popular se anule. El mundo debe entender que ante estas situaciones fuera de la lógica occidental y del derecho canónico, lo tradicional no sirve. Se impone pues revisar las prácticas de manera que incorporen la ayuda efectiva de manera que se apoye en una consulta limpia al pueblo, a las mayorías, si están de acuerdo o no con la forma de gobierno. Todo vale con fines a economizar víctimas inocentes en la contienda. El orden de los valores fundamentales tiene que preservarse y la democracia sin duda alguna es la forma de gobierno más perfecta y cónsona con la razón. Sin duda que los esfuerzos del Dr. Luis Almagro y el senador Marco Rubio han dejado muestras ejemplares de estar consustanciados con su papel como servidores de la democracia, la historia les ha de reconocer tal esfuerzo.
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