“El encuentro de los espíritus”

Consecuente a la necesaria reflexión luego de los resultados de las elecciones municipales que recién concluyen el pasado ocho de diciembre, y tratando de ver por encima de las lecturas auto-confortantes en las que cada lado se atribuye un triunfo en mayor o menor escala, es necesario detenerse y analizar el débil o nulo avance para encontrar un punto de encuentro. Según los fríos números el país sigue dividido en dos, dejémonos de tonterías de que si escarbar en el factor abstención, que si los partidos disidentes de uno u otro bando… la vaina es “un país partido en dos mitades”. Para comprender la urgencia de salir del caos en que estamos sumergidos basta proyectar en perspectiva la actual situación e imaginar ¿Qué será de nosotros cinco, diez años delante de no zanjar esta situación? Interesante que nos preguntemos: ¿Quién sale ganando de esta situación en la que los venezolanos no logremos entendernos y encontrar la fórmula de entendimiento?
El mundo sigue girando a 1.600km/h y las naciones están realmente comprometidas con preservar su lugar en la dinámica comercial mientras nosotros no dejamos de miramos el ombligo. La involución progresiva que experimentamos desde hace tres lustros es un bocatto di cardinale para los países con menor capacidad competitiva en los mercados mundiales emergentes. Lejos de incrementar nuestra oferta de productos transformados, cada día más nos desplazamos hacia el consumo, se atrofia nuestra capacidad productiva, nos estamos convirtiendo en una economía de puertos, cada vez más dependientes de los mercados internacionales, especialmente en los rubros alimenticios que son el segmento que toda nación medianamente lógica trata de desarrollar para preservar su soberanía. El modelo energético basado en los hidrocarburos está en tela de juicio, dado su alto grado de producción de desechos contaminantes. Basados en una economía más ecológica los foros mundiales impulsan para que la ciencia extreme esfuerzos para sustituir ésta… nuestra principal fuente de ingresos para no decir la única. Todo nos hace temer por el futuro inmediato y urge encontrar la fórmula de encuentro que nos permita retomar rumbo para nuestra patria al garete.
Si hay algún grado de sentido común (sensatez) en los venezolanos, hay esperanza. Chaim Perelman en su obra “El imperio de la retórica” acuña una frase hermosa y apropiada para centrar el tema: “El encuentro de los espíritus”. Precisamente nuestro problema tiene que ver con los discursos en el sentido que, las divergencias inician por una parte en la apropiación de la gesta por el rescate de los pobres y desposeídos que surge del árbol de las tres raíces a finales de los ochenta y que encarna en Hugo Chávez como motor de dicha lucha. Consecuentemente de esta lucha el adversario es caricaturizado como “la oligarquía criolla”, rancia, majunche y todos los demás epítetos que se nos hacen familiares, que ya suenan hasta graciosos, y que identificamos como ese multidiverso núcleo llamado oposición. Descritos muy primariamente los actores, so riesgo de parecer superficial hemos de atrevernos a asomar un despeje que enuncie las dos principales dicotomías que representarían el fondo del conflicto para someterles a discusión.
Como inicialmente enunciamos, el sector conocido como chavismo[1] reclama para sí la lucha por las reivindicaciones para los pobres. Esto ha permitido que se rescate un discurso perimido, al menos en su esencia como es la tesis de Marx sobre la lucha de clases. En otros artículos hemos tratado este aspecto y lo hemos contextualizado en la Inglaterra del siglo XVIII (Eje de la crítica de Marx) en el que las faenas inhumanas de mas de 16 horas, trabajo casi esclavista por una mísera remuneración, ha sido superado mediante convenios internacionales y que son reconocidos por su grado de modernidad y avance en la sociología mundial. Es pues materia a revisar que El Estado se embarque en la lucha clasista siendo el principal empleador del país, ya que las reivindicaciones deben provenir de modo ejemplarizante de sus políticas laborales. Por lo tanto, los empleados mejor remunerados y con mayor calidad de vida deberían ser los empleados públicos y ¿Lo son? ¿Dan fe entonces los actos de lo que se predica en este sentido, o es tan solo un discurso para atacar al adversario?
En éste mismo sentido Marx decía que la burguesía y el proletariado no eran marca de fábrica. Marx observó la movilidad social, un empresario bien podía caer en quiebra y pasar a la clase trabajadora o viceversa un trabajador acumular capital y pasar a la clase burguesa. Lo más importante eran las manifestaciones desmedidas que privilegiaban el capital por sobre el humanismo, condiciones dignas y un justo valor del trabajo lo que bien identificó y clasificó. El recordado Juan Pablo II disertó sobre el capitalismo salvaje y coincide con la condición más que “cosificada”, como una experiencia o predisposición, por lo que ¿Tienen los adalides del socialismo del siglo XXI la absoluta certeza de que ningún miembro del politburó haya caído en la tentación mundana de disfrutar las mieles de la burguesía y el usufructo grosero de las decadentes tentaciones del capitalismo?
Este mismo estigma que puede describirse como el abuso del poder para el beneficio propio y de espaldas a las necesidades del pueblo, la solidaridad honesta y no solo de discurso; alcanzó tal proporción que en 1989 erupciona con el apoyo popular en estallidos sociales, intentonas militares que como consecuencia arropó la democracia en la “idea cosificada” del pacto de Punto Fijo, idea que hoy continúa alimentando la ojeriza de una importante población hacia lo que se ha dado a llamar “el continuismo”. Un pequeño sector caracterizado por su total ausencia de escrúpulos y una enorme capacidad para mimetizarse en cualquier ámbito se ha desplazado a placer entre las sombras y continúa viviendo parasitariamente del poder. Han fagocitando la integridad moral de funcionarios para engordar sus arcas a costa de los intereses de la nación y se benefician del discurso pugnaz para distraer la atención del eje de nuestra problemática. Si existe un verdadero enemigo para los dos extremos del país, es éste sombrío ente que ha vivido a través de los años a la sombra del poder y que hoy se regodea en el espíritu de la división que parece perpetuarse en el acervo de nuestra raza.
Partiendo de estas ideas sueltas y tratando de sacar en limpio los aspectos que puedan ser lógicos para tirios y troyanos, tenemos que:
·         No podemos enajenarnos de la dinámica mundial a menos que seamos absolutamente independientes de lo que vendemos y compramos en los mercados internacionales.
·         No es suficiente con crear la ilusión de que “somos una potencia” ya que “deseos no preñan”, hay que trabajar en base a un plan económico concreto, que pueda seguirse independientemente de la corriente de pensamiento dominante, libre de ideologías ya que la ideología política separa en vez de unir y no agrega a la salud económica de las naciones.
·         Necesitamos hacer de Venezuela un país competitivo para elevar la calidad de vida de “todos”, y que nuestra economía sea lo suficientemente sana para atender nuestro desequilibrio social y asistir de manera eficaz al desamparado.
·         Repudiamos con fuerza la corrupción y reconocemos que ha sido gran parte de nuestro mal tanto en el puntofijismo como en el socialismo del siglo XXI. Existe una debilidad estructural que nos predispone a ésta, por lo que necesitamos fortalecer los valores del trabajo, la familia y la educación como eje central del desarrollo integral del hombre. Una educación pluralista y “libre de ideología”, que respete la libertad individual de elegir.
Cuatro elementos básicos que parecen comunes a los intereses de todos los venezolanos y que bien pueden servir como punto de encuentro para una sana discusión y pie de agenda social para la construcción de un puente que nos dirija hacia el futuro. En poder de la intensión nos acompañe para encontrar más temprano que tarde el momento de retornar al diálogo y la concertación para salir de ésta crisis que solo proyecta fracaso y desolación.





[1] Vale destacar que el uso de los términos populares han adquirido una carga de significados amplia y no es el interés de este artículo descalificar o etiquetar, usaremos estos términos para mayor comodidad del autor en inducir a los lectores a identificar los actores en conflicto.

Comentarios

  1. El problema planteado es el más importante para el país, sin duda. Lo era antes la diagnosis de lo que está pasando o ha pasado. Luego de 15 años tenemos algunas diagnosis más o menos útiles para atacar el problema. El problema ahora es lo que se plantea en el artículo.
    Se podrían hacer algunas acotaciones, que emergen a la luz de la lectura del artículo. Para no extenderme, mencionaré unas pocas.
    1) La clase dirigente es ahora la oligarquía criolla, no lo es la empobrecida clase media de antes de 1999. De suerte que se están atacando a sí mismos cada vez que dicen que la oligarquía les sabotea el proceso. En caso de que así no fuera, y realmente sigue siendo la oligarquía anterior la oligarquía de ahora, entonces han demostrado su gigantesca incompetencia en no aplacar los obstáculos que no les hacen eficientes hace 15 años. Algo de eso hay, son incompetentes, especialmente en materia económica.
    2) En cualquier país medianamente normal, es el gobierno el que se encarga de conciliar los diversos intereses de la población, pues siempre (siempre) habrá intereses distintos en los distintos sectores de la población. No es tarea del gobierno inventar una guerra intestina, ni enemistar a la población. Este gobierno ha sido canceroso en cuanto a esto. Por motivos de estrategia para lograr la hegemonía o por incompetencia mayúscula, este gobierno no ha conciliado sino todo lo contrario. Entonces, es el gobierno el que debe iniciar el camino a la tan cacareada reconciliación. No parece que vayan por ese camino.
    3) El gobierno es tan pésimo, tan incompetente y tan cleptócrata que debería ser sustituido, pues no aleja al país del abismo, lo acerca. Esa sustitución del gobierno no vendrá por votos, porque la mayoría de la población aún está narcotizada por el encendido discurso del chavismo, y porque piensa que perderá las reivindicaciones ganadas en estos tres lustros. Lo más probable es que se de una implosión en la estructura gubernamental, lo cual lleva a escenarios impredecibles, en los que la violencia es invitada a participar.

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