Il Gattopardo.-
Es una obra escrita por Giuseppe Tomassi di
Lampedusa en 1957, cuyo protagonista es Don Fabrizio Corbera. Está ambientada
en la Sicilia de finales del siglo XIX y recrea con cierta melancolía la agónica
transición de la aristocracia que reviste a Don Fabrizio, Príncipe de Sicilia;
para dar paso a la unificación de Italia con la emergencia de nuevas élites que
se ajustan mediante erigirse una nueva burguesía. Tancredi Falconeri, sobrino del
Principe Fabrizio, encarna la clase acomodaticia que saca provecho de las
circunstancias y que, a pesar de haber combatido en las fuerzas de Garibaldi, conforma
alianzas con el alcalde Caloggero Sedara, quien además tenía una hija de exuberante
belleza, Angélica, y quien por supuesto será el codiciado anhelo de Tancredi.
El nuevo reino de Italia organiza elecciones
usando todo el poder del Estado para promover su candidato. Don Fabrizio
resiente la inequidad de esta acción ilegítima de favorecer el candidato de gobierno, no
obstante sufre una gran desilusión al ver que el pueblo vota masivamente por
el postulante oficial sin darle importancia al fraude del ventajismo. Don
Fabrizio es un hombre romántico y apegado a principios pues, la vida prueba
el tamaño de su honor al serle ofertado por el nuevo gobierno, un escaño en el
senado; a lo que responde con esta concluyente frase: “mi orgullo es más
fuerte que mi miseria”. Don Fabrizio ha de observar cómo se desvanecen las
estructuras que han sostenido por tanto años la aristocracia y hasta miembros de su
familia tranzan valores para no perder privilegios, como resultaría ser el caso de Tancredi
y Angélica. Tanta tristeza y desencanto van socavando la vitalidad de Don
Fabrizio que le llevan a su muerte en 1883.
Concetta, la mayor de las tres hijas de Don Fabrizio
que habían entrado en enclaustro como una forma de evasión o tal vez para
protegerse contra la dureza de la realidad, interpreta lo que puede interpretarse
como uno de los eventos culmen de la historia. Concetta que se había dedicado a
coleccionar reliquias falsas de santos, y que tal vez como memorabilia de la atmósfera de su padre, entre sus haberes guardaba el
cuerpo embalsamado de “Bendicó”, el perro manchado de su padre y a quien se debe el título de la novela. Arrojó pues el cuerpo de Bendicó por la ventana y
para mostrar que el tiempo es el aliado del olvido pronuncia una frase que hoy se ha hecho célebre: "Luego todo se apaciguó en un montoncito de polvo lívido". Así mismo, los resabios de bien y quienes los sucitan, siempre pasan al olvido y tendrán el efecto de una pequeña polvareda.
Il Gattopardo es la equivoca alusión (hecha adrede) al
Leopardo africano, nombrado a propósito de esta manera para destacar la desfigurada
acción que ejerce el Leopardo para mimetizarse en la naturaleza para su
supervivencia. De esta manera la novela de Tomassi identifica a la perfección
los diferentes comportamientos que asume el político ante los cambios
caprichosos del poder. Además, es de relevancia un tema que aborda esta novela y
que se refleja en un diálogo entre Tancredi y su tío Fabrizio. "Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi".
Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie. De aquí
deriva la aplicación en ciencias políticas al “gatopardísmo” o también “Lampedusismo”
mayormente conocida en la cultura europea, para identificar a quienes con facilidad transigen a sus
verdaderos motivos y valores para no perder privilegios o ser señalados.
Duramente criticado por los positivistas pues de su lectura derivaron
que Tomassi defendía el -status quo- de
la aristocracia y por parte de los intelectuales de izquierda, le acusaron de “ausencia
de consciencia de clases” por considerar que subestimaba de ignorante al pueblo
siciliano por haberse inclinado al voto por la unión de los reinos. No obstante, de esta historia queremos rescatar en primer lugar, el valor que tiene para Tommasi los
principios y valores como eje de la vida del hombre de bien. Que quien se reconoce
como hombre consciente, no transige sus valores por la comodidad ni
privilegios. Que el uso de los bienes del Estado para provecho propio o para comprar
voluntades, es un acto aberrante así sea so pretexto del fin más noble.
Y un hecho que parece intuir Tomassi de esta etapa de la historia,
hay un dejo de melancolía ante el avance de lo que no puede evitar, que parece
indetenible aunque doloroso a la vez… "Nosotros somos leopardos y leones, quienes tomarán nuestro
lugar serán hienas y chacales. Pero los leones, leopardos y ovejas seguiremos
considerándonos como la sal de la tierra."
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