¿Urgente o Importante?
Había dejado de escribir porque el leiv motiv de pretender comunicar ideas ante la urgencia de una situación como
la que atraviesa el país, es querer aportar en positivo a la solución y no por el
simple ejercicio intelectual. Pero tristemente no es de nuestros hábitos leer,
y aunque como dijo Borges: “El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar,
no soporta el modo imperativo”, hoy urge escribir con la esperanza que llegue al menos a dos o tres... Y es que como parte del mal que nos aqueja, el inmediatismo es
antagónico a la lectura. Además, el inmediatismo luce como factor común en cada
uno de los males que nos aqueja desde tiempos inmemoriales, y que se ha profundizado
de manera exponencial en el inconsciente colectivo. El deseo de soluciones instantáneas
está vigente desde los diferentes estratos del bachaqueo, hasta el “Maduro vete
ya”. Debemos tener en cuenta que las sociedades son entelequias, en realidad, a
semejanza de los organismos vivos multicelulares, la sociedad es lo que la suma
de individuos agregan desde sus virtudes y también de sus defectos; y de ésta
suma se constituye el arquetipo que supera la individualidad. Y si bien es
cierto que para trazar un mapa preciso que nos guíe a salir de esta crisis de
la que “siquiera sospechamos la gravedad y magnitud”, necesitamos saber dónde
estamos parados; despejar la compleja personalidad arquetípica del venezolano. Debemos
hacer análisis serio, concienzudo y honesto para comprender que el origen del
mal no está “en los otros” como comúnmente queremos ver, sino que desde nuestras
pasiones hemos puesto nuestro grano de arena en armar todo este lío que nos
aqueja.
Así como urge un acto de constricción para
reconocer las aguas de donde surgen estos lodos, urge de manera consecuente y
paralela, la constitución de un frente amplio que releve de momento la partidocracia,
para dar paso a un acuerdo nacional para enfrentar la crisis. No es posible
seguir viendo como los liderazgos de oposición hacen
malabares que sostengan la cohesión forzada de la MUD y a su vez mantener a
tiro los posibles privilegios para la próxima elección a gobernadores,
alcaldes, concejales y bedeles de escuelita (con el perdón de los queridos
bedeles)… A grado tal es la entropía que
ante los signos de vida de la sociedad civil, se le comienza a mirar como competencia
y a todo el que habla de “Sociedad Civil” se le tilda de ejercer la
anti-política. No pocos han salido a criticar al Padre Arturo Sosa cuando dice
llanamente: “ni el gobierno ni la oposición tienen un proyecto para Venezuela”. Por
Dios, este momento exige que se amplíe la base participativa a todo ciudadano
colegiado o no que desee contribuir y sumar a una iniciativa de proyecto serio
de país. La lectura ilusa que alega que la oposición "construyó un triunfo el seis de
diciembre" debe ser vista con mayor detenimiento; creemos que el partido que más votos sacó se llama: “Descontento”. En este momento
el partido político más grande en Venezuela se llama “Desilusión” y reconocer
esto es un ejercicio de humildad. Por lo tanto,
debemos enfocar los esfuerzos en:
1ro.) Comprender que estamos ante una encrucijada:
a) Hacia un choque de trenes en el que no habrá ganadores sino un sector que
pierde menos que el otro; y que consecuentemente agudizará la crisis y
prolongará el plazo de ajustes una vez que se regule el conflicto, para luego reconstruir
el país. b) La posibilidad de un diálogo con mediadores “no parcializados” que
establezca cinco puntos mínimos de acuerdo y con escala de mayor a menor
urgencia, para que se desarrollen de manera “conjunta” y detener la erosión del
caos.
2do.) Para que la oposición tenga la presencia que
requiere para subir su estatura, es necesario que se despoje provisionalmente
de colores políticos y se vista de vino tinto. El diálogo necesariamente comienza
a lo interno y con el fin de constituir un frente amplio que se exima de
parcialidad política alguna, sino que como primer requisito exija credenciales
que evidencien su competencia o área de experticia. Es por esto que la “Sociedad
Civil” trasciende la parcialidad política para dar paso al sentir Republicano y
Nacional. Esto marca la restitución de la meritocracia como forma de
participación pública. Ya vendrán tiempos mejores en los que la exquisitez de
un menú de opciones políticas tenga cabida en la escena nacional.
3ro.) El dialogo implica “la concesión mutua de
posiciones y ventajas” aun cuando ello pueda ser interpretado o asociado a “impunidad”.
No pueden acercarse los extremos mientras se
mantengan condiciones “irrenunciables”. No obstante, si pensamos con
responsabilidad el valioso tiempo que se pierde sosteniendo; por parte del
gobierno su posición hegemónica a sabiendas que el país se hunde aceleradamente
en la corrupción, la incompetitividad y la delincuencia… Por otra parte, un
sector opositor sediento de venganza, queriendo que paguen sus culpas los corruptos, que se vengue la sangre derramada de los inocentes, etc. Mientras se sostengan estos dos
extremos en pugna, que son posiciones per se
irreconciliables, el país sigue avanzando en el abismo de la mala nutrición que
repercutirá en una generación limitada genéticamente para competir en la real
batalla que se libra en el ámbito internacional que se llama “productividad y
creatividad” y en el cual ya hemos perdido varios niveles.
El momento actual exige grandes decisiones.
Incomodas tal vez, pero novedosas y colectivas por sobre todo (aquí vale el "inventamos o erramos" del gran maestro Simón Rodríguez). Todo indica que
si continuamos en la ruta inmediatista, los resultados serán precarios y poco
sostenibles. La institucionalidad, el tejido social, la educación, la
productividad, la estructura productiva, los valores... la República,
está gravemente enferma y con tratamiento ambulatorio no podemos esperar que
revitalice. Depende de todos y con especial énfasis en los liderazgos que
comprendan que no se puede seguir remando en sentidos opuestos y con un peso
muerto en medio del barco… en algún momento la nave se parte a la mitad y naufraga.
Hace falta un poco de sentido común y un mundo de corazón…
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