Sin antecedentes crónicos.
Este escribidor siempre toma como referencia el acontecer y lo analiza contrastando con lo expresado por autores relevantes, ha sido una tendencia considerada útil en vista que el precedente de la historia siempre tiene algo que decir con relación a lo que más adelante acontece. No obstante, a veces hace falta el ejercicio liberador de escribir desde las entrañas y reflejar la angustia ante la lenta reacción que experimenta nuestra sociedad ante la obscena realidad que nos acontece y en la que cada día parece que estamos más desorientados en acto y pensamiento sobre la ruta a seguir.
La crisis que arropa al
país se deriva como continuación inexorable del tortuoso derrotero de
consecuencias marcado desde la improvisación e insensatez que durante ya más de
tres lustros ha sido la escena principal, protagonizada por el gobierno
revolucionario bajo la dirección del finado comandante y con autoría isleña. El
discurso montado sobre <<el rescate y continuación de la gesta
bolivariana>>, la atención al desposeído y el anti-imperialismo,
constituyen los tres pilares principales que aún sustentan los resquebrajados
cimientos de lo que un día fue el sueño de revolución para muchos venezolanos.
Los mismos que se niegan a mirar retrospectivamente hacia los despojos de lo
que un día fue el sueño de “una revolución bonita”, pero que al mejor estilo de
las parábolas de Jesús sobre los sepulcros, ocultaba una realidad antagónica a
lo que pregonaba. Paradójico es el que, entre los más entusiastas patrocinantes
de este movimiento, intelectuales, muchos de ellos relevantes figuras del
acontecer nacional pertenecientes a la clase media alta, industriales y algunos
otros de entre <<los amos de valle>>; fuesen impulsores de ésta gesta
que al mejor estilo de Atila El Terrible, también han sido víctimas de lo que
una vez impulsaron.
La desarticulación progresiva
de nuestra cohesión social, más aún, el antagonismo entre clases sociales, incluyendo
un segmento que ha permanecido en latencia durante muchos años y con deudas no
saldadas, las castas militares vs la ciudadanía. Grupos con divisiones artificiales
que se han friccionado según intereses que responden a otros fines menos
precisamente los concernientes a la República y de los cuales se echó mano para
contribuir a separarnos y hoy forman parte del magma que enturbia nuestra
atmósfera. ¿Es que acaso por ser militar, civil, pobre o rico... no vivimos todos dentro del perímetro consentido de La República de Venezuela y por tanto debemos suscribir todos un pacto de reciprocidad en cuanto a deberes y derechos? La destrucción de la
estructura de lo que una vez representó nuestro aparato productivo en
desarrollo, mermado con expropiaciones, leyes leoninas que propulsan la ineficiencia
y premian el desafuero. Dar la espalda a la meritocracia y exaltar el
menosprecio por el saber, ha sido puntal del desastre. Nuestras universidades
claman por presupuesto, los claustros sometidos a la más brutal división y
continuos ataques a su institucionalidad pendiendo de la fortaleza y valores de
quienes han luchado por mantener el espacio de la rectitud y el deber. <<Caotizar>>
la vida común insertando con toda alevosía “soluciones habitacionales” sin la
debida planeación urbanística en espacios que carecen de vialidad, servicios
básicos estacionados en 1958, infraestructuras básicas tales como escuelas,
liceos, hospitales… y ni hablar de espacios recreativos, pulmones vegetales,
teatros, centros culturales… ha sido el arma perfecta para neurotizar a
nuestros ciudadanos y hacer proclive el ambiente para la polución de la violencia
y el delito.
Nuestro deber es
preguntar a quien corresponda: Primero: El destino de la más ingente cantidad de
ingresos por vía de la apreciación petrolera (cercana al millón de millones de
dólares). Segundo: Sumar a esto los ingresos consistentes en tres principales
vías: a) El endeudamiento con los diferentes tramos con el gobierno de China
que suman aproximadamente 40 mil millones de dólares, b) La acumulación de
deuda interna con las diversas proveedoras y prestadoras de servicio que han elevado
la deuda a más de 120 mil millones de dólares y c) el ahorro producto
del cese en inversión y modernización del aparato industrial (Industria petrolera,
transmisión y generación de electricidad, agro, vialidad, etc.) lo cual debería
significar que a promedio de 20 mil millones de dólares anuales, multiplicado
por diez años de gobierno, debió concentrar un ahorro de 200 mil millones de
dólares tan solo por este rubro.
Mientras, seguimos
debatiendo lo vano, lo superficial, los síntomas y no el mal. Nuestra Asamblea
Nacional se ha convertido en una gallera, los temas de debates son tan
superfluos o inocuos como bien pudiese ser, debatir “sobre la Ley del primer
empleo, cuando nuestro aparato productivo está en sus estertores. O bien la
mentada "Ley desarme" cuando la violencia está en el aparato cognitivo del colectivo y que
arma es cualquier vehículo que permita transmitir la rabia que mana del oscura alma
del victimario, como lo demuestra el emblemático asesinato del Alcalde de Río
Caribe víctima de más de noventa puñaladas (QPD). Comparar lo que es hoy el hemiciclo
con aquel parlamento en el que se daban cita personajes como: Fermín Toro (Memorable su sentencia en 1858 ante el ataque al Congreso ordenado por Monagas: ""decidle al general Monagas que mi cadáver lo llevarán, pero que Fermín Toro no se prostituye"), Raimundo Andueza
Palacio, Mario Briceño Iragorry, Rómulo Gallegos, Juan Germán Roscio, Arístides
Calvani, Gustavo Machado, Arturo Uslar Pietri y otros tantos que aportaban un
peso específico en talento a la discusión de la República como problema.
Sería un buen
comienzo cuando la Asamblea Nacional, tome su papel en serio y se dedique a
tratar con profundidad nuestro problema país y aportar soluciones a tono con la
gravedad que reviste nuestro momento. Solución tendrá que venir tarde o
temprano, por ley de evolución del planeta, de no acompasarnos a la longitud de
onda que la humanidad ha decidido emprender, serviremos de combustible a
quienes lleven la delantera. Es punto de reflexión para tirios y troyanos.
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