Un tiro pál gobierno y otro pa la oposición.-
Ha transcurrido ya año dos meses que mediante
elecciones presidenciales Nicolás Maduro el delfín del comandante, salió
favorecido por una diferencia oficial de 235.000 votos, lo que representa en
valor porcentual menos de dos puntos. No es fácil olvidar aquella noche en la que
ante toda la población expectante por los resultados de los comicios, el bisoño
presidente proclamado por el lóbrego CNE, en el mismo desafiante tono guachamarón
del muchacho peleón, ante una sugerencia realizada por el rector Vicente Díaz, respondía:
“por ahí un rector acaba de proponer que se abra el 100% de las cajas y se haga
auditoría… ¡vamos a hacerlo…no tenemos miedo; que las cajas hablen…!” De esta manera
se inicia en el país un énfasis en la inercia del proceso que deviene en
protestas cada vez de mayor auge y escala; además de la ingobernabilidad que
día a día trasciende nuestro acontecer habitual.
No podemos dejar de reiterar que lo que hoy vivimos,
es consecuencia directa de la disparatada política de Estado implementada por
el difunto supremo y que se desarrolló sin contenedores durante quince largos
años. La misma que progresivamente sacó al país de su posición natural en los
mercados internacionales ganada mediante su confiabilidad en honrar
compromisos. Espantó la inversión privada, desbarató las estructuras
meritocráticas del aparato productivo e incentivó a su vez la improductividad y
la improvisación, consecuente a la obsolescencia tecnológica del parque
industrial. Propició la caída más estrepitosa en toda la historia de nuestro signo
monetario al promover la emisión de dinero inorgánico y la evaporación de los respaldos
reales de nuestras reservas. El endeudamiento irresponsable y desorganizado
para emplearlo en mero gasto público, la entrega real de espacios de
explotación petrolera y minera que ha sido una interesante aventura para
corporaciones artilladas de astucia y sin escrúpulos que ven nuestra invalidez
para controlar la realidad de la extracción. La consecuente erosión en la
economía nacional al pretender erigir al Estado como único y supremo amo de la renta
del país y convertir a los habitantes en sus incondicionales siervos.
No es útil “llorar por la leche derramada” no
obstante, no deja de asombrar que después de tres lustros y sobre los
estertores de los ingresos más extraordinarios que este país ha recibido
producto de la renta petrolera (cercana al billón de dólares), se pretenda
sostener la confianza en el sistema que nos ha llevado al foso. La creciente
incertidumbre ante lo que nos depara el futuro obliga a reflexionar sobre
nuestros desencuentros ya que no podemos continuar esperando que las cosas se
resuelvan por arte de magia. La lógica indica que, las fórmulas empleadas hasta
ahora para enmendar la plana por parte de los viejos actores del régimen no
funcionan, así como por parte de la oposición no se logra enervar una propuesta
consistente y colegiada, mientras la sociología del país se hunde cada vez más
en el lodo de los desaciertos vividos y nuestro futuro personificado en los
valientes muchachos que pelean una acentuadamente desigual batalla para
sostener sus ideales de justicia y libertad, han inmolado enormes cantidades de
ganas y de valor con muchas bajas y alto costo en dolor y sufrimiento.
El gobierno continúa entrampado en la maraña
ideológica que tejió el comandante difunto que implica intereses
transnacionales que “deben ser honrados” y que no sabemos hasta donde ha comprometido
los bienes de la patria. Mientras tanto, no logran articular salidas coherentes
para poner en marcha un plan para encender los motores productivos del país, continúan
los descomunales empréstitos a rédito generoso para sostener el gasto corriente,
hacen enroques compulsivos sin poner en evidencia un plan de desarrollo coherente
y apuntando en el discurso al desatino que significa el mentado plan de la
patria. Todo indica que siguen apostando a que el petróleo desborde los precios
actuales y que por cansancio o aburrimiento la población entre en el marasmo
que subsumió al pueblo cubano a vivir con resignación cincuenta años de “Casas
Muertas”. Es interesante el caso del
pueblo cubano que, en otras latitudes y mediante el arte, el deporte y la
música han trascendido los competidos espacios del talento. Son muchas las
figuras que han dejado una imborrable huella gracias a su talento único y su
prolífica creación. Hoy gran parte de nuestros talentos también salen al mundo
a demostrar sus capacidades ya no como embajadores representantes, sino como
desmovilizados en afanosa búsqueda de un lugar para hacer vida con paz y
seguridad.
Todo lo que nos ocurre, es síntoma primario de un
Estado fallido. Cuando un país no logra el éxito en sostener al menos los niveles
previos de bienestar, en un mundo no pluripolar y quimérico como Chávez idealizaba,
sino agudo en la pelea por sus propios intereses, que ha reemplazado el hacha y
la espada por las transacciones comerciales, la conquista de mercados y
regiones que provean materia prima barata y abundante, privilegiando los rendimientos para sus ciudadanos a cualquier costo, incluso en
detrimento de los ingenuos que crean en la colaboración y la buena voluntad de “naciones
hermanas”, es un gobierno cuyo modelo no sirve, que debe hacer reingeniería mediante
la búsqueda del entendimiento interno para enfrentar con éxito al verdadero
adversario fuera de las fronteras, no expurgando entre conciudadanos. Debe
acudir con urgencia a los colegios profesionales, a la academia, a sus reservas
morales, para enfrentar la crisis y establecer un proyecto país que supere
ideologías y trapisondas mezquinas en pro de un futuro de calidad.
Y a todas éstas, Capriles y la MUD tienen razón…
quienes llevan el estandarte de la democracia no pueden obviar el primer paso
de la deliberación como primera herramienta para alcanzar acuerdos. También es
necesario destacar que la vía para el progreso requiere la educación como punta
de lanza para cambiar los paradigmas y recobrar la ruta al progreso. Pero las
señales que ha dado el régimen son claras, como por ejemplo la que encabeza
este análisis, en las que no tienen el más mínimo recato en faltar a su
palabra, en utilizar medios poco claros para salvar su responsabilidad ante los
desastres y desaciertos, en utilizar de forma maniquea la justicia y los medios
de poder que el Estado ha instituido para la preservación de la
institucionalidad. Es por esto que la trilogía y “La Salida” también tienen
razón.
En base a lo citado, especialmente dado que en
nuestro pueblo subsiste en medio de la barbarie, la estirpe libertaria, de
buenas costumbres, noble, trabajadora y pujante, talento pues… es necesario que
esta mayoría augusta saque la clase y se aboque a discutir un proyecto país que
cautive a los sedientos de cambios. Más allá de embestir los trapos rojos que
desde los centros estratégicos producen para distraer la atención y el sostenimiento
de las protestas sin dirección ni fin, es necesario un proyecto país preciso y
trazable que atente contra el desastre y la improvisación que nos come el
futuro a mordiscos. Por el bien de nuestros hijos y nietos, ésta generación
tiene que dar la cara ante el fracaso que bien por participación u omisión
hemos permitido que sugiera.
Es mi responsabilidad apartarme de lo que me daña.
Es mi responsabilidad defenderme de los que me hacen daño.
Es mi
responsabilidad hacerme cargo de lo que me pasa y saber mi cuota de
participación en los hechos.
Tengo que darme cuenta de la influencia que tiene
cada cosa que hago. Para que las cosas que me pasan me pasen,
yo tengo que
hacer lo que hago. Y no digo que puedo manejar todo lo que me pasa sino que soy
responsable de lo
que me pasa porque en algo, aunque sea pequeño, he colaborado
para que suceda.
Yo no puedo controlar la actitud de todos a mí
alrededor pero puedo controlar la mía.
Puedo actuar libremente con lo que hago.
Autodependencia.-
Jorge Bucay.
A tal efecto, bien convendría hacer circular la reciente entrevista a Silvio Rodríguez, en la que pone al descubierto que vive mejor que otros y que Cuba está "jodida", mejor dicho, el pueblo cubano está jodido.
ResponderEliminarParece un poco tarde para el diálogo. Por otra parte, falta creatividad por parte de la oposición (el oficialismo nunca la tuvo) para proponer salidas viables.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarResulta por demás interesante mirar la iniciativa que toma Silvio (el autor favorito de mi adolescencia), antes Pablo Milanés y en lo doméstico el impacto de la carta Giordani y algunas incursiones riesgosas de Nickmar Evans, Vanessa Davies y Temir Porras en el terreno de la crítica hacia dentro, hacen pensar en las motivaciones que han tenido para tomar el riesgo cuando parece inexorable la víspera de cambios. Solo queda una pregunta flotando en el aire que aguijonea la confianza: ¿Porqué no te diste cuenta antes y advertiste cuando estabas en la flor del poder?
EliminarCon relación al diálogo, los primeros días de agosto de 1945 en lo que se llamó la Conferencia de Postdam, en la que participaron Stalin, Churchill y el presidente Truman, Japón y los cancilleres sustitutos en representación de Alemania, debieron sentarse a "dialogar" las condiciones de rendición de sus territorios arrasados. Con esto quiero decir que, hasta en condiciones en la que la fortuna es adversa, la negociación es el instrumento para alcanzar acuerdos y recobrar la ruta de la paz. El hombre dotado de lenguaje fija su fe y esperanza en la diplomacia para dirimir las diferencias y es una posibilidad para "La Salida" en condiciones previas al enfrentamiento bélico. La otra forma es medir fuerzas, lo que multiplica la exposición a pérdidas humanas y acrecienta las brechas.
Estoy de acuerdo que lo que aquí inicialmente se ha llamado "diálogo" no alcanzo nunca el nivel mínimo de respeto por la representación opositora como para que surgieran posibilidades de acuerdo. No obstante sí justifico necesario que la coalición política que representa la oposición acudiese al encuentro, más aún siendo la representación del contexto que se opone a lo vigente. Ahora bien, la condición de nobleza que ha debido presentar "el fuerte", el Estado que gobierna y que posee todos los elementos materiales para posibilitar puentes para el acuerdo, al contrario demostró que tan solo acudió a la mesa para satisfacer los deseos de los facilitadores internacionales pero sin ánimo alguno de conceder terreno, mucho menos acceder a rectificación. Es por tanto que ellos son los responsables absolutos de que surgieran ánimos para buscar "La Salida" al margen de la institucionalidad y que la representación de la oposición suspendiese su participación en dicho teatro.
La rectificación siempre es una opción, "rectificar es de sabios" reza el dicho popular. En esta onda anda el anquilosado Partido Comunista Chino y ha adoptado mediadas pragmáticas que evidencian una mayor apertura a la dinámica de mercado que subyace a –toda transacción de intercambio- más aun cuando adquiere carácter transnacional. Como ya hemos compartido anteriormente, el mundo no puede enajenarse de esta realidad, lo que también demanda el mundo es –sindéresis- que ya lo advertía SS Juan Pablo II y que bien puede ser incorporado mediante la moderación de las reglas liberales a través de la –sensibilidad social-.
Pues, es lo que nuestro admirado Simón Rodríguez aludía cuando dijo "inventamos o erramos". Hacia ésta simbiosis debe dirigirse la mirada de nuestros líderes sociales y políticos de modo tal que provea de una "Salida" hacia algo mejor, una propuesta que contenga la ruta del trabajo para el progreso con un regulador de contenido social, ¿Es posible?