La Política y la razón.-

Hay siempre en el alma humana una pasión por ir a la caza de algo.
Charles Dickens.-

El espíritu del hombre es indómito, los países desarrollados pugnan por explorar el universo en espacios no alcanzados antes por el ser humano. Por otro lado, los científicos se empeñan en hallar la fórmula que produzca una raza humana superior por vía alternativa a la naturaleza. Hay algo que no nos satisface del todo en cuanto a cómo somos, se hacen persistentes ensayos para alterar color de los ojos, estatura, complexión y por su puesto… conducta. Desde el mundo de las ideas también diferentes pensadores han asomado anhelos por un “hombre nuevo” esbozando algunas características, sin dejar muy claro el porqué de la ruptura con lo dado, y la ruta para alcanzar dicha pretensión. No obstante, de estos ejemplos sí destacan algunos que producen escalofríos, como el ensayo de “la supremacía aria” de Hitler y que desencadenó un proceso que devino en crueldad extrema, exterminios masivos y que está registrado como uno de los eventos más vergonzantes para la humanidad en los anales de la historia.
No muy lejos en el tiempo, en 1917 el partido bolchevique repartió a productores, campesinos y labradores, las tierras antes en poder de la nobleza y acaudalados terratenientes. Esta clase trabajadora la que se conoció como –kulaks- (traducción de “clase media”) asentada precisamente en Ucrania, se constituyó en una población pujante y de rápido crecimiento. Ya en 1920 entrando en la etapa de posguerra Rusia aún se encontraba en proceso de reacomodos, la dirección del partido comunista favorece la centralización de la economía. Entre los planes del partido se encontraba la colectivización de las granjas; ahora los –kulaks- pasarían a ser –sovjos- y la producción sería administrada por la nomenklatura del Estado.  La oposición que presentaron los productores fue reducida de manera contundente, familias enteras fueron “movilizadas” a territorios inhóspitos como Siberia acabando con la oposición que surgió por parte de este grupo social. Cuanta expresión surja procurando imponer pensamiento único, copias al carbón, patrones determinados por una ideología, partido o secta, atenta en contra de la <<pluralidad>> elemento inherente a nuestra naturaleza. El ecosistema del hombre implica la acción de reproducirse según la narración bíblica del Génesis: “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gen. 1:27); y de ésta unión se renueva la vida a través de <<la criatura>>, un ser libre, nuevo, sin más determinaciones que sus circunstancias. El constante devenir de la vida permite una y otra vez escribir el futuro en hojas nuevas, mediante el ejercicio pleno de sus propias facultades mediante la acción. Algunos antropólogos han señalado que la asociación en grupos ampliados con relación al primario familiar, surge por necesidad o conveniencia. Aristóteles mencionaba que el hombre es político por naturaleza (zoon politikon), o como lo apuntase luego Santo Tomás: <<homo est naturaliter politicus id est, socials>> (El hombre es político por naturaleza, por esto es social). En cualquier caso, por necesidad o por una cualidad inherente, la asociación entre diferentes individuos con su propia carga de intereses y ante la preminencia que da el ser humano <<por naturaleza>> a su propia ventaja, ha requerido la adopción de normas de convivencia que regulen la vida activa y que se guíen por la razón.
Suscrito el marco de la sociedad para consolidar nexos de asociación en comunidades (Polis), adquiere complejidad en la misma medida que los asentamientos humanos pugnan por bienes limitados, e impone la necesidad de organización. Platón propone una organización según -las virtudes del alma-. Basado en la observación de nuestras diferencias, el hombre manifiesta predominancia en alguno de los tres aspectos constitutivos del alma, los que define como: irascible, concupiscente y racional. El hombre con predominancia a lo irascible desarrolla la virtud de la valentía por lo que destacará en el ejercicio de la defensa de la ciudad. Quien sea manifiestamente concupiscente tendrá buen juicio para producir por lo que la labranza, la producción, cría de animales, el comercio, etc. estarían dentro de los roles adecuados para estos individuos. El racional observa con templanza y por lo tanto la justicia debería ser su disciplina. Ignorar estos principios permite que emerjan los vicios en vista que se -ignora el bien común- el que según los griegos representa el mayor bien.
En el mundo griego, la asociación adquiere una dimensión superior al proyectar hacia la “comunidad de ideas y fines” como un estadio mayor aun cuando resulta ineludible satisfacer las necesidades primarias. Vivir bien -conforme a la virtud- representaba la mejor forma posible de “pertenecer” a la sociedad. Aristóteles utiliza el término <<aneu logou>> (carente de sentido) para representar a todo lo que no estuviese dentro de los límites de los cánones aceptados, –barbarie–. El “carecer de sentido” era también una forma de locura, ir contra las costumbres y formas de convivencia convencionales y para esto no había privilegios. Bastante agua ha llevado el río desde el siglo IV a.c. hasta hoy, sin embargo hay cosas que preservan su importancia, como por ejemplo que -la anti-política- es contra natura, a menos que se escoja la vida ascética o de ermitaño; lo cual en todo caso implica suprimir aspectos inherentes a nuestra “condición humana” por lo que, el individuo estaría socialmente incompleto.
En Venezuela, desde la crisis de 1989, durante el segundo mandato de Carlos A. Pérez y que concluye con su destitución, “paradójicamente” por su colaboración con la lucha de Violeta Chamorro en Nicaragua quien fuese bastión opositor al régimen de facto dirigido por el militar Anastasio Somoza; se hace visible el deterioro progresivo de la -idea de política- mediante una virulencia que queda sellada con el surgimiento exitoso del movimiento –Convergencia-, que llevaría al Dr. Rafael Caldera al poder en 1994. Detalles más exhaustivos de ésta historia se encuentran en la obra “La rebelión de los náufragos” de Mirtha Rivero (Ed. Alfa 2010) en la que se deja en evidencia cómo hemos alcanzado este grado de deterioro en los canales naturales de construcción política. Este hecho lamentablemente le abre puerta franca a lo que Hanna Arendt denomina “ficción comunista”, mal del que aún padecemos. Desde luego que nuestros partidos políticos no gozaban de una salud robusta y ésta acometida no hizo mas que desnudar su fragilidad. Además toca nuestra estructura social, esa que ya el Libertador Simón Bolívar avizoraba como una gran amenaza para la salud del futuro de la nación que recién nacía en 1813:
“…nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva, nuestra existencia política ha sido siempre nula y nos hallamos en tanta más dificultad para alcanzar la Libertad, cuanto que estábamos colocados en un grado inferior al de la servidumbre; porque no solamente se nos había robado la Libertad, sino también la tiranía activa y doméstica”.
Ante los aciagos momentos que vive nuestro país, es necesario revisar con mirada crítica nuestros primeros pasos como República, “mirar” con honestidad nuestras principales fallas de origen y el cómo afectan nuestra realidad hoy. Milton Friedman dijo: “Sólo una crisis –real o percibida– da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente”. Hemos experimentado tres lustros de un Estado que multiplicó el modelo rentista distributivo. Frases como: “ahora Venezuela es de todos” arroja la idea en el imaginario que “todos” tienen un barrilito de petróleo por derecho y que por lo tanto deberían gozar de las bondades de la renta petrolera sin ocuparse por retribuir a cambio ¿Distribución igualitaria sin presentar méritos ni contraprestación? ¿Qué pasa si quienes tienen a cargo el manejo de dicha distribución carecieran de la “templanza” necesaria para impedir que inclinen la balanza mayor frugalidad en su propio beneficio? La realidad es que la idea de participación en el Estado, es crear un espacio pleno de derechos pero también de <<deberes>> en la sociedad. Esto lo garantiza una sociedad con instituciones independientes y sólidas que sirvan de contención a los desajustes del modelo.

La crisis que hoy vivimos tiene su acento en la precaria existencia de los partidos políticos, máxima representación de los intereses ciudadanos (al menos desde el deber ser). El momento impone la reflexión, impone -la templanza- de anteponer los intereses de la patria por sobre cualquier interés mezquino o particular. Saber que el inmediatismo nubla la visión de futuro, el hedonismo impulsa la satisfacción inmediata y particular, pero la virtud se complace en el bien de todos. La educación remite al hombre a ver la organización como la mejor forma de alcanzar estadios superiores de existencia. Que las organizaciones políticas “miren hacia dentro” con ojo crítico y reconozcan sus debilidades para convertirlas en fortalezas. Tarea pendiente.

Comentarios

  1. Otro artículo denso.
    1) "Hay siempre en el alma humana una pasión por ir a la caza de algo". El utilitarismo en acción. Cuando trabajé para la campaña de 2012 me di cuenta que, sin embargo, los cargos deberían pertenecer a quienes habían participado en la contienda en el supuesto de ganar. Claro, un argumento sería: los cargos deben dársele a los mejores, a los más calificados. Pero resulta que tampoco sería conveniente dárselo a los más calificados si esos fuesen de la tolda contraria (sobre todo tan contraria como hoy, prácticamente enemiga). Sería el premio por haberse fastidiado trabajando para la campaña. Se le debería dar si, aparte de haber trabajado, tienen méritos intelectuales para los cargos.
    2) Los partidos siguen desprestigiados, pero también están desprestigiados en otros países. Creo que en España hay un pueblo que, asqueado de los políticos, nombraron a un alcalde de los pobladores y los concejales son también vecinos. Nadie del gobierno local es político. Tienen finanzas transparentes (no tramparentes como las de este régimen) y una buena gestión. Quizás sea por la novedad que marche tan bien. Pero lo relevante es que tumbaron a todos los políticos y se pusieron ellos a gestionar su municipio.
    3) La voluntad de poder aquí está totalmente castrada, al menos en buena parte de la población. Unos, opositores, son realmente cómodos y esperan que otros le resuelvan. Como siempre, esa "viveza" criolla que ya uno la ve balurde. Otros, narcotizados por el régimen, se dejan comprar por baratijas para respaldar al régimen. Están obnubilados justamente por ese discurso de "ficción comunista" que ha echado raíces profundas en esta sociedad. El deseo de superarse, de ser mejor, de progresar, de esmerarse en hacer las cosas bien, de respetar al otro, de coexistir en paz, sin insultos, de unificarse en torno a un proyecto de país, está totalmente ausente. No es la voluntad de poder sino la voluntad de no querer. Es triste el panorama. Y es muy difícil para que los políticos, la mayoría de ellos no de carrera sino de oportunidad (por no decir oportunismo), resolver estos problemas, que los arropan y los superan. Pareciera que hay que esperar a que emerja no un político, ni un líder, un estadista. Eso es lo que parece que hace falta ahora, un estadista para entender a profundidad lo que ocurre y lo canalice hacia una salida satisfactoria.

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