De la MUD, Capriles y otras hierbas más...

    Escribir sobre nuestra situación país no es fácil, sí… material para hacer crítica abunda, motivos para la protesta sobran. Más sin embargo propuestas para remendar lo dañado… mejor aún, propuestas concertadas para el cambio, no se ven. Y es algo que se le reclama a la MUD, en especial a Capriles quien en los últimos días ha lucido de capa caída y adicionalmente como buenos venezolanos, un grupo de notables al mejor estilo chavista, se han de dicado a endilgarle todos los males de que padece el sector opositor. No es tarea de este escribidor, salir en defensa de la MUD ni de Capriles, ellos tendrán sus razones y argumentos tanto como para haber tomado la vía que decidieron, como también para alegar a su favor en cuanto a los cargos que se echan sobre sus hombros. En todo caso sí es necesario acotar a tirios y troyanos, que de momento, la crisis que se cierne sobre nuestro país es de tal magnitud que lo que otrora defendido por el partido de gobierno mediante desmentidos atribuidos a que “la oposición silencia los triunfos de la revolución”, hoy son, de igual modo escurriendo la culpa y responsabilidad… pero con otro argumento, más preocupante y que nos debe llevar a reflexionar sobre el fondo de lo que realmente pasa y que ellos denominan “la guerra económica”.
    Desde esta modesta tribuna hemos venido advirtiendo el peligro de “transitar contrasentido” en la autopista de la economía mundial, siendo nosotros un país que <<produce mucho pero que transforma poco o nada>>. Todo lo que consumimos está determinado por insumos importados, por lo que intentar acomodar el país a un modelo que abiertamente se declara contra las reglas del mercado, pero que “en la realidad” está completamente sujeto al intercambio de productos bajo las reglas de mercado, no tiene otra vía que el fracaso. El Presidente Nicolás Maduro y el Teniente Cabello, no tenían por qué seguir a pie juntillas el legado de Chávez a sabiendas que éste conduce al fracaso, y consecuentemente al desmedro de las condiciones de vida de todos los venezolanos; a pesar de los planes asistencialistas, la escala gradiente de afectación sigue la norma de mayor acento para los más débiles de la escala social.
¿Pesa tanto un compromiso ideológico que implique dilapidar el capital moral, social y económico de una república hasta ponerla de rodillas ante otra nación que le impone su visión de mundo, la misma que ha sido la mejor propaganda del fracaso y la miseria? ¿Puede tener la verdad una secta que ha hecho parte de su estrategia de dominación, el exterminio del “enemigo” como recientemente exhibió el líder norcoreano Kim Jong Un al arrojar a su tío y sus colaboradores a una jauría de perros hambrientos? ¿Cuánta razón hay en una ideología que amerita fusilamientos, torturas y apaleamientos como ha impuesto durante casi medio siglo el régimen cubano y del que sobran testigos víctimas de la barbarie? ¿Cómo puede desearse copiar un régimen que en su país sólo ha hecho posible que la mayor parte de la población viva en la pobreza y que en cincuenta años no haya podido elevar la calidad de vida de sus ciudadanos siempre con un pretexto como por ejemplo “el bloqueo norteamericano”?
    La crítica situación en la que transitamos ha sido advertida por los más relevantes académicos y expertos en materia económica[1]. No obstante, el gobierno sigue empeñado en llevar al país por la senda escabrosa que ha destartalado lo construido. No debemos olvidar que hace quince años atrás, un grupo de hombres acceden al poder cabalgando en el discurso del cambio, en la redención de la corrupción y la venganza sobre quienes estaban despilfarrando el erario público, pero tan solo un detalle… carecían de un plan coherente y fundamentado. Una vez en el poder emprendieron una campaña contra todo lo instituido, el caballo del escudo, el horario, el nombre del país, la historia… Y de manera errática emprendieron proyectos sin un plan coherente y excluyendo todo lo que ha representado institución, academia, razón. Los resultados no podrían ser otros, tenemos un país hecho pedazos, una generación sumida en ese influjo que llaman revolución y que no saben a donde les lleva.
    Si todo esto no estimula la cohesión de los sectores que han servido para construir, para proponer con sentido y con una meta fijada en el progreso, estamos perdidos. La tarea es titánica pero tenemos talento de sobra y el poder volitivo de borrar estos nefastos tres lustros de tragedia con educación, trabajo y conciencia… progreso pues. Pero es necesario diálogo y acuerdos para proponer al país la salida de la crisis y que aquellos que están despertando de la hipnosis que significó el elefante blanco del socialismo del siglo XXI se entusiasmen en el proyecto de progreso y se sumen a la causa.

-No es lo que tú tienes, sino como usas lo que tienes lo que marca la diferencia.
Zig Ziglar.-




[1] www.pensarenvenezuela.org.ve

Comentarios

  1. Cuando Capriles perdió contra maduro pensé "mejor así, para que la bomba le explote a los chaburros". Y ahora creo que, quizás, la MUD y Capriles lo están haciendo bien en el sentido de que no dan un paso al frente. No deben darlo ni siquiera para dialogar. Si el diálogo representa apuntalar a este régimen delincuente es mejor que no haya ningún diálogo. Que les explote la bomba en sus caras. Claro que es una consecuencia seria para nuestro país. Pero ¿no lo es acaso el que se dilate esta agonía a punta de diálogos?

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