Destino seguro?

     Hace algún tiempo un avión 747 en pleno vuelo, tripulado por un inexperto capitán sin horas de vuelo en este tipo de aeronave, pretendió realizar una travesía hacia un destino lejano con nefastas consecuencias. Desvió su ruta de las autopistas aéreas tomando atajos que le llevaron a perder el horizonte de la navegación. Sabiéndose extraviado, de manera soberbia sobre exigió los motores de la nave hasta dañarlos severamente, forzó los instrumentos de vuelo al hacer maniobras extremas sin el menor cuidado por el equipo ni tener en cuenta la trascendencia de las decisiones que han de comprometer el destino de los pasajeros abordo. Algunos vieron extrañados como en algún lugar del camino lloró añorando su libertad perdida y anhelando “correr libre por la sabana”, tal vez preconizaba ya su destino incierto. No duró mucho más al comando de la nave, pues una repentina enfermedad segó repentinamente su vida en pleno vuelo. El avión con los motores seriamente averiados ante la sobre exigencia y el mal trato de un inexperto piloto amenazan con colapsar. No se sabe cuanto combustible queda, ya que los instrumentos fueron dañados por el mal trato y la tormentosa e incierta ruta recorrida, más, no debe quedar mucho ya que se ha hecho la travesía sin control ni mesura. Ante la ausencia del Capitán, los segundos comandantes, debiendo aprestar la nave para un aterrizaje forzoso y tomar las medidas para asegurar la vida de pasajeros y del resto de la tripulación para que estén a buen resguardo, de modo que se atenúe el desastre por venir, pretenden seguir el vuelo cual si no pasara nada.
     Causa estupor mirar como incluso en algunos otrora opositores contumaces, profesionales de renombre y con cancha en los medios, expresarse con “cierta reverencia” con relación al Comandante Presidente recién desaparecido. No obstamos de la humana cortesía ante los difuntos, pero decir por ejemplo que “si bien ante el inminente desastre económico (del que apenas comenzamos a sentir los coletazos), el comandante presidente tenía siempre algún recurso del que echar mano, y es de lo que carece el actual mandatario”, es una barbaridad del tamaño de una catedral. Los efectos de la desarticulación sistemática del aparato económico y productivo no dan consecuencias inmediatas sino progresivas, más aun siendo Venezuela un país con una importante fuente de ingresos petroleros. A los cadetes del comandante les ha tocado hacer frente a las consecuencias de los desatinos en la dirección económica y política del país. No con esto justificamos su posición ya que han sido arte y parte del menoscabo de una de las mayores oportunidades para consolidar la estabilidad económica del país por los ingresos de más de novecientos mil millones de dólares excedentes de los precios internacionales del barril de petróleo. Aún así, ante el descalabro evidente del castillo de arena que significó la revolución, no dan muestra de rectificación de rumbo ni siquiera de apertura al diálogo ante la inminencia del desastre.
    El principal desatino de la “gesta de las tres raíces” fue tratar de escribirle un final feliz al cuento del comunismo tras el colapso de la URSS y el abatimiento del muro de Berlin. El mundo optó por avanzar hacia un sistema globalizado, que funciona bajo las reglas de mercado liberales. Y hasta el principal bastión de la era roja, la República Popular China, pragmáticamente se inserta en el modelo con una sorprendente eficiencia. La tendencia del mundo se reafirma con la “primavera árabe” que acontece en naciones con arraigo en las tradiciones que dieron piso a dictaduras que se han de inscribir en los anales de la historia como la vergüenza del siglo de los derechos humanos. Curiosamente, algunos de estos saurios fueron investidos con honores por la revolución: Sadam Hussein, Muanmar Gadaffi, Omar Al Bashir, Ahmadineyad… líderes que su propio pueblo los ha repudiado y execrado como parte de un indeseable pasado.
La oprobiosa siembra de odios entre compatriotas mediante el lenguaje pugnaz y el fomento de la lealtad acrítica ha contaminado la bonhomía propia del venezolano. El ataque constante a las inversiones y empresa privada ha surtido el natural resultado, la migración masiva de capitales de trabajo que hoy generan empleo y bienestar, rinden impuestos en países vecinos que han recibido éstos con beneplácito. La falta de oportunidades hace que el capital del futuro, nuestros jóvenes profesionales, miren a otras latitudes y se dejen seducir por la sencilla oportunidad de tener un bien básico, seguridad. La corrupción mina los estamentos fundamentales de nuestra sociedad y cada cosa, cada situación, cada trámite, tiene un precio. No deja de sorprendernos cuando el presidente promete avanzar en la lucha contra la corrupción, mientras nos preguntamos: ¿Quién habrá escogido los funcionarios que hoy ocupan los cargos públicos en el país? ¿Quince años no han bastado para sustituir la influencia de lo que estigmatizaron como “la cuarta república”? Es una confesión dramática de incapacidad alegar que tres lustros no han bastado para instrumentar el gobierno que se requiere.
     También es triste que quienes detenten el poder, que ven de cerca la experiencia del pueblo cubano, sumido inexplicablemente en condiciones de vida del siglo pasado, por debajo la ruralidad, extraños al progreso y las bondades de la tecnología y la ciencia, no hagan un alto en el sinsentido de llevarnos a esa realidad. Estamos seguros que el liberalismo tiene mucho que perfeccionar y la deuda social que acumularon los gobiernos de los años de la cuarta república no se pagaba inaugurando dispensarios ni haciendo romerías ni verbenas. Pero de ahí a adoptar un régimen que convierta a toda la población en mendigos de la revolución distributiva, es demasiado pedir. Si hacemos una retrospectiva, parece que un “todo o nada” ha sido la razón de fondo para llevarnos a esta crisis moral, social y económica que nos embarga.
Si hacemos un alto y nos dedicamos por un instante sólo a observar, a mirar la gente que camina por la calles de las ciudades, puede verse la pesadumbre. Tristes tal vez porque el sueldo no alcanza para llevar lo vital al hogar, no hay motivación al trabajo cuando el principal elemento que premia el esfuerzo se diluye inevitablemente ante la carestía y la escasez. Sin ánimos para estudiar porque sabemos que sin importar el grado académico que se logre obtener, para sobrevivir habrá que hacer de buhonero o taxista. A ello contribuye también el pesar que muchos hogares llevan a cuesta ante la desaparición anticipada de un familiar, la delincuencia sin paragón que nos invade es la responsable directa de imprimir el luto a juro en los hogares venezolanos.

   Quién sabe hasta donde hemos de hundir la vara para darnos cuenta que el camino es pantanoso, que tenemos que cambiar de rumbo y eso implica tomarnos de la mano sin distingo de posición social, racial o política para salir del atolladero. Que necesitamos el consenso para definir la patria que queremos y que Bolívar soñó. La Providencia permita que quienes dirigen los destinos de Venezuela, recapaciten y permitan que este pueblo se hermane para hacer de nuevo el milagro de llevar a este país al puesto que se merece entre las naciones del mundo. Tratar de mantener en vuelo este experimento que resulto ser la revolución del siglo XXI es prolongar la agonía de un proyecto que nunca tuvo una brújula ni un destino seguro. Es tiempo de recapacitar y definir una ruta segura para el país, un proyecto que contemple la inserción de Venezuela en el mundo, con responsabilidad social real y no populista. Con una agenda de progreso y no de dádiva, cumpliendo cabalmente el precepto legado por el Libertador: “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”. 

Comentarios

  1. «La Providencia permita que quienes dirigen los destinos de Venezuela, recapaciten y permitan... ». No dudo ni un momento que así no será. Rectificar es de sabios, se dice. No veo ningún sabio entre la jauría oficial. Puede que tengan algunos ilustres académicos o intelectuales, pero no sabios. Sabio es otra cosa, algo que carece de soberbia y está pleno de modestia, entre otras cosas. No hay eso entre los rojos. No, es seguro que no habrá rectificación bajo este gobierno, el peor que ha tenido este país.

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  2. Gracias por tu comentario Antolin:
    La resolución de nuestros problemas pasa por varios escenarios. Para resumir nos concentraremos en los dos que tienen mayor probabilidad de ocurrencia y que de igual modo se componen de manera compleja.
    a) Que el régimen continúe en su proceso de desgaste hasta que eclosione por su propia incompetencia. La multiplicación de protestas populares que empujen a las FAN a intervenir. A este escenario se suman por una parte, la lealtad de un grupo de paisanos seriamente comprometidos con el proceso y que de modo romántico sostengan la idea de luchar por preservar el espacio de poder que ha alcanzado la revolución. (Ojo que no hablamos de los aprovechadores de oficio que se han llenado los bolsillos con "el proceso", esos son los primeros que corren para intentar usufructuar lo acopiado durante su momento de gloria) estamos hablando de los que aún creen que la revolución no se ha concretado gracias a los enemigos internos, la ultra-derecha que se ha mantenido de bajo perfil, la oligarquía, etc.
    A esto hemos de sumarle los intereses extranjeros que tienen sus actores como "durmientes" y que deben preservar los "puntos de extracción" que le dan oxigeno a sus fracasados modelos económicos (Nicaragua, Cuba, Bolivia, Ecuador) y los residuos de la narco-guerrilla que han mantenido un bajo perfil dentro de nuestros pueblos fronterizos y que operar de modo silente o casi silente; sin armar aspaviento para no alborotar la opinión internacional y que dirijan su mira sobre sus operaciones.
    De modo que una salida de esta índole tendría un alto costo para la nación y que tendrá en los ciudadanos pacíficos y no preparados para estas movilizaciones una mayor incidencia.
    Por otro lado, tenemos una oposición sumamente desarticulada y debilitada ante el ataque persistente de los "gobierneros" de turno que han sido reiterados y persistentes en debilitar las tradicionales fuentes de fondos y coartar el financiamiento externo de estos órganos. Además de la rémora de políticos de oficio que continúan haciendo de las suyas dentro de los cuadros superiores y afectando de modo importante la fe que puedan depositar aquellos escépticos naturales.
    b) Ante la circunstancia económica y social que tiende a empeorar, un vuelco de timón que permita un pacto social con algún grado de indemnidad que permita sentar bases para desestructurar el perverso aparato que se ha montado y que dirige en "todos los ámbitos" al país. Un programa de concertación para la desmovilización progresiva de los aparatos paramilitares, socio-delictivos y "desenchufar" aquellos intereses transnacionales que viven a costilla del estado que ya no es un Petro-estado sino un Estado-precario y que necesita reestructurarse para sobrevivir. En este modelo entra una participación tecnocrática con un profundo sentido social para no cometer los errores del modelo que intentó el CAP II (Los IESA Boys) cuando las circunstancias del país estaban un 30 o 40% mejor de lo que están ahora pero que de igual modo apuntaban al desastre. Mi querido amigo, de no haber concertación, el costo no solo económico sino desde el punto de vista de conflicto puede adquirir una escala inimaginable.
    Dios salve la Patria.

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