Balances


Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, descanse en paz y que sus deudos encuentren consuelo de espíritu ante su desaparición física.
Cuando ocurre una muerte siempre es oportuna una reflexión. Se hace un balance de logros y desaciertos que arrojan un determinado resultado, con mayor razón cuando una figura ha tenido bajo su responsabilidad el destino de una nación. Coyuntura como ésta también es la llegada a una encrucijada. Es el cese de una era (quiéranlo o no) y la puerta de entrada a otra etapa. Es un alto que hace la historia para darnos la oportunidad de revisar lo andado y retomar camino, esta vez por una de las alternativas delante, que necesariamente será distinto al trayecto que hemos venido recorriendo.
Es innegable que el poder que aglutinó Chávez durante su mandato, no tuvo precedentes. La mala gestión de quienes le antecedieron parece haber sido razón suficiente para que el país le invistiera de poder absoluto, incluso para constituir una república a su manera mediante la constituyente del 1999, con una Asamblea Nacional a su disposición; los órganos normalmente llamados a ser contrapeso del ejecutivo, como el TSJ, la Contraloría y las FAN, también adheridas a su corriente. Todo estaba servido para impulsar significativos cambios en la vida nacional. Y sería mezquino dejar de reconocer que elevó la conciencia del colectivo sobre los más desposeídos. Despertó el interés en la participación política del hombre común y la conciencia de la importancia de tomar partido y defender la visión de mundo que posea.
Pero en contrapeso, el discurso encendido, la exacerbación de la lucha de clases, y privilegiar una tendencia política, en detrimento de la lógica económica de una nación engranada en un mundo que lleva un ritmo vertiginoso producto de la globalización, generaron consecuencias y rémoras. La exponenciación del modelo distributivo alimentó la dependencia de la dádiva y desestimuló la productividad. Los antagonismos se agigantaron y se convirtieron en tema obligado. Se abrió la puerta donde se halla el mal y hoy son cientos los muertos que cada semana se consagran en el altar de la violencia irracional que pulula en el ambiente… el país transita por la vía del deterioro institucional que eruptivamente deja escapar brotes como en El Rodeo, Uribana, Amuay y tantos otros…
 La calificación del balance entre aciertos y desaciertos es de matices muy particulares, cada quien tendrá su propia valoración de los hechos y del costo a pagar por los beneficios obtenidos. Sin embargo, necesitamos detenernos y reflexionar sobre el futuro. De la necesidad de apartar los odios y ocuparnos de decantar nuestras diferencias para planificar un futuro conjunto, sin exclusiones y que los desacuerdos sean crisol de los proyectos para probar su consistencia teórica y lógica. De cómo rescatar a la juventud de los barrios que sucumbe ante la anarquía y el efluvio de la violencia. Que la alternativa es educación de manera masiva y afiebrada para sembrar el país de visión, de valores, del sí se puede… del “todos somos la suma de uno”.
Dios permita que este alto en el camino sea auspicio para la reflexión y el encuentro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

- El espíritu de la pobreza, el factor multidimensional ignorado, presente en sus diferentes rostros.

Reflexiones incómodas

Una mirada metafísica a los problemas del hombre.-