No a la desesperanza.-

La situación de nuestra sociedad se ha deteriorado a niveles nunca antes sospechados, la degradación en todos los principios fundamentales de convivencia nos arroja cada momento nuevos escalofríos ante los síntomas inequívocos de nuestra precariedad... el día 27 de agosto nos estremecimos ante la noticia que la infante de un año de edad encontrada en El Lujano, a las afueras de Barquisimeto, Estado Lara, había sido ultimada a puñaladas por su propia madre, quien luego le degolló, desmembró y colocó en bolsas plásticas para abandonar sus restos en un despoblado. Son pictogramas recurrentes y consecuentes de una sociedad fragmentada, profundamente perturbada y que cada día se parece más a la barbarie que a la civilización. Los efectos son de diverso orden, la mayoría parece estar en estado de shock. Quienes reaccionan, o bien se repliegan a una vida mínima, encerrada, austera o quienes por otro lado, con base a sus capacidades y posibilidades deciden migrar optando por abandonar el terruño natal, para explorar alternativas en otras latitudes en las que sentar raíces y labrarle un futuro mejor a su descendencia. En algo creo que coincidimos de manera unívoca: <<Esto no va bien>>… Para que el individuo supere cualquier condición, el paso precedente es “darse cuenta”, asumir que el estado actual no es el deseado y amerita reaccionar. Mientras la persona continúe en estado de resignación, permanezca inerme, no surgen en el horizonte posibilidades de cambio.
Para los que nos quedamos, el ambiente luce denso, una economía deshilachada, la convivencia cada vez más furtiva y elusiva que huye permanentemente ante el asedio de la violencia esquizofrénica y con signos cada vez más maléficos en su manifestación. Instituciones famélicas, sin horizonte cierto, extenuadas por el ultraje repetido de los extravíos del poder tautológico. No es extraño que la constante que se manifieste con mayor fuerza sea la desesperanza. Con relación a la desesperanza Aarón Beck reflexionó sobre lo que posteriormente se conocería como <la triada cognitiva> mediante la cual los individuos sujetos de depresión, manifiestan una característica común al presentar una mala idea en cuanto a sí mismos, al mundo y especialmente del futuro. Esta tesis trasladada al ámbito social nos permite aproximarnos a la tesis de que las sociedades son lábiles a las influencias del medio ambiente y por aprendizaje asociativo o vicario (A. Bandura dixit), las conductas tienden a reproducir lo que llega con mayor profusión a los sentidos.
Teniendo la educación familiar como la mejor vacuna contra la influencia del entorno, la educación en principios y valores, sería nuestra punta de lanza para impactar positivamente a la sociedad. No obstante, somos conscientes que la contrapartida abunda y tiende a neutralizar el trabajo que se realiza en pro de la siembra de valores que operadores del bien día a día, de manera sostenida y desinteresada realizan. Sabemos que el ambiente tiene una potente incidencia principalmente por ser un agente al que estamos expuestos durante la mayor parte de nuestro tiempo, además de la violencia, del expendio de sexo como vehículo de promoción dentro de los comerciales exhibidos y usados de manera indiscriminada por los medios masivos de comunicación, que contribuyen de manera importante a la polución a que estamos expuestos en cada instante de nuestra vida. Por tanto, la contribución de cada uno de los ciudadanos es cardinal para elevar la oferta propositiva en positivo de modo tal que se alcance a invertir la polaridad del magma común y se logre la masa crítica necesaria para contaminar nuestra sociedad y su ADN comience a generar valores de vida y no de muerte.
Es importante el trabajo en equipo, así sea pequeños grupos que se nucleen en una causa común y den sostén a campañas, divulgación, promoción, precursorado del arte, la fe, la educación, la música, el pensamiento crítico, la filosofía… y todo aquello que apunta a realizar nuestro germen humano superior. Así sea en pequeña escala, de manera modesta tal como por ejemplo grupos familiares o de amigos que se propongan la creación y difusión de volantes con mensajes creativos que aludan a valores, fomento de la ciudadanía… hasta campañas respaldadas por empresas dentro del marco de la responsabilidad social empresarial que estimulen la conciencia. Las iglesias y comunidades de fe deben dar un paso al frente para ir más allá de sus fronteras de feligresía para ir a quienes realmente lo necesitan y brindar un mensaje de esperanza en la realización del espacio superior que cada cual posee.
Por cuanto “todos” estamos comprometidos en los efectos de nuestra crisis societaria, si éste barco se hunde, los que decidimos no saltar nos jodemos también… entonces todos debemos generar; no solamente de crítica y verbo, el cual se ha convertido en nuestro lugar común, sino en acción transformadora que no tiene que ser “la iniciativa nominada al Nobel”, es más bien aproximarnos desde lo que tenemos, desde nuestros talentos y competencias para contaminar con la semilla del bien a los que tengamos más próximos, lo importante es no dejar de hacer algo para transformar nuestro desierto en un jardín. Es el trabajo pendiente para evitar que la desidia y la pesadumbre nos arrope hasta asfixiar las posibilidades de cambio.         
“Así­ como el animal en cautividad recorre a diario la jaula para desentumecer sus patas o mide la longitud de su cadena, así mido yo la longitud de la mía, remontándome hasta la muerte, para desentumecer mis miembros, y hacer más llevadera la vida.”


Sören Kierkegaard.- 

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